“URGENCIAS” POR
RISTO MEJIDE
Queridos lectores,
he de confesaros que cuando vi por primera vez a este hombre en televisión,
cuando martirizaba a los concursantes de Operación Triunfo con sus críticas no
me gustó mucho. ¿Sabéis de quién hablo? Si, de Risto Mejide. Es cierto que le
pagaban por hacer un papel y él lo hacía de maravilla. Hasta llegar a las lágrimas
de algún concursante, o quizá eso también estaba preparado, no lo sé. Después,
le perdí la vista, la gente comentaba que seguía en su línea, haciendo su
papel, que a mí no me gustaba. Hasta que vi Viajando
con Chester, donde le encontré cambiado, era otra persona. No sabía muy
bien si ésa era su persona o también era un papel, pero tenía claro que mostraba
un lado más humano y que así me gustaba más. El día que Pedro García Aguado
(Hermano Mayor) fue a su programa, se sentó con él en ese sillón y Risto sacó
los sentimientos más humanos en Pedro, me encantó. He de decir que sigo Hermano
Mayor desde que empezó en televisión, creo que es de lo poco que hay que ver en
TV ahora mismo. Pero ya está, no sé si he vuelto a ver el programa de Risto o
no, directamente me había olvidado de él. Hasta que un día, mi Tiasun,
compartió en Facebook un artículo del blog de Risto. Y me picó la curiosidad. Entré
a leer, y me encantó. Creo que leyendo a la gente, conoces muchas cosas de
ellos. Es como si cuando escribimos plasmáramos nuestra personalidad con cada
coma. Así pues, conocí un lado muy humano de Risto con esta entrada http://ristomejide.com/2014/12/15/tu-regalo/.
Pero lo mejor llegó
con mi siguiente incursión en su blog. Creo que cuando escribes tu propio blog
es importante “alimentarse” de otros blogueros, es decir, aprender, yo soy
neófita en esto y sé que tengo que aprender mucho y por eso leo otros blogs
(tengo pendiente una entrada contados que blogs leo) y de cada uno aprendo algo
nuevo. Bueno, a lo que iba, entré en su blog, y encontré una entrada que
describía muchas cosas que yo pienso y que quizá por mi inexperiencia no sepa
escribirlas tan bien, pero él habla de algo que yo conozco bien: la sanidad y
el afán de este maldito gobierno por privatizarla. No puedo describiros lo que
sentí al leer lo que yo pienso escrito ahí, no porque fuera Risto, si lo
hubiera escrito mi vecina del cuarto me hubiera sentido igual, es esa sensación
de saber que no estás sola en tus pensamientos, que alguien más piensa como tú,
que no estás loca, que el camino que nos quiere marcar el gobierno no es el
adecuado. Os dejo la entrada para que la leáis, además de hacernos pensar sobre
el egoísmo de cada uno, tiene dedicatoria al gobierno claramente. Espero que os
guste tanto como me gustó a mí.
“No te hagas líos. Nada importa demasiado si la salud no está.
Si crees que tu vida no pasa por su mejor momento, si te crees con derecho a
enfadarte, frustrarte o deprimirte, date una vueltecita por cualquier uci. Allí
donde urge lo importante e importa lo urgente. Allí donde el día y la noche los
marca cualquier cosa menos la salida y puesta del sol. Es un paseo, seguro que
tienes alguna cerca. Yo tengo una justo al lado de casa. Vas, visitas a las
familias que allí se encuentran, y hablas con ellas. Que te cuenten su drama,
lo que están viviendo y lo que darían por dejar de vivirlo. Y luego me cuentas.
Nos creemos
importantes hasta que algo o alguien nos manda a un hospital. Igualador de
vanidades, antesala de nuestro principio y de nuestro fin. El hotel de los
dolores mudos. La residencia del gemido que nadie quiere escuchar. Si te crees
con derecho a estar mal es porque no lo has estado de verdad. Si nunca has
pasado una noche en urgencias, aún no sabes lo que es sufrir.
Siempre he pensado que
el amor de tu vida se esconde tras la salud, y no se le ve hasta que ésta se
quita de en medio. Tu media naranja jamás será la que exprimas sobre el catre
de la pasión y el desenfreno. De esas encontrarás muchas, o al menos eso
espero, por tu propio bien. Pero la mujer o el hombre de tu vida será sólo
aquél o aquélla a quien le digas un día «llévame al hospital». Todo lo demás,
se puede pagar. Visto así, igual deberíamos casarnos todos con putas o con
taxistas. O igual es que todos somos un poco putas y un poco taxistas, también.
No te hagas líos.
Cuando dejamos de ser estupendos estamos más cerca de los que estaban tan cerca
que ni los veíamos, y aleja a los que ya estaban lejos, pero los creíamos ver.
La enfermedad grave, un gran detector de mentiras que encima suele llegar
demasiado tarde, o demasiado pronto.
Así es la salud, ese
bien de preciada ausencia, pues sólo se valora cuando ya se perdió.
Y es que somos lo que
cuidamos. La debilidad de un cuerpo que necesita otro para subsistir cuantifica
la dependencia de nuestro prójimo, pero también nuestro nivel de civilización.
Porque son justamente los débiles los que miden nuestro grado de fortaleza.
Porque son los que se hacen pequeños los que nos pueden hacer sentir grandes.
Cómo tratamos a los dependientes. A los ancianos. A los enfermos. A los niños.
Cuanto mejor los cuidemos, más lejos estaremos de la barbarie y la sinrazón.
Por eso me parece
impresentable que algunos se empeñen en convertir la cuestión sanitaria o de la
dependencia en un problema de cartera.
“No te hagas líos. No
es una política más. Es la única política que siempre debería existir, incluso
a falta de todo el dinero del mundo, así tuviéramos que prescindir de todo lo
demás. Pero la sanidad no. La sanidad es innegociable. Para éste y para todos
los gobiernos que vengan. Oiga, la vida está por encima de usted y de sus
cuatro míseros años de mandato. Si no hay vida, no hay nada. Así que métase los
recortes entre su culo y el cuero de su coche oficial. Pero la sanidad ni
tocarla. Que si nos morimos por un recorte, entonces ya no nos morimos, sino
que usted nos está matando. Y habrá que juzgarlo como lo que usted es. Un
genocida.
No admito que me
vengan con eufemismos. Privatizar la gestión significa echar gente a la calle.
Y así nos luce el pelo. Ciudades inundadas de mareas blancas que desean
trabajar mientras sus centros de salud acumulan listas de espera con pacientes
que no pueden permitirse el lujo de convertirse en clientes. Recortes
descarnados que acaban blandiendo hachas donde deberían usar bisturí. Y mira
que te lo dice un orgulloso hijo de médico de centro público. Y aun así,
resignado cliente de la privada.
En la antigua China,
los médicos cobraban sus honorarios sólo mientras la población estuviese sana,
y dejaban de cobrar en cuanto ésta enfermaba o sufría algún tipo de epidemia.
Creo que deberíamos empezar a aplicarlo con los políticos. Descontarles de su
sueldo todos y cada uno de los días que los pacientes de este país pasan
esperando a que alguien les cure.
De ese modo, la
cuestión de la sanidad pública no ganaría en simplicidad.
Pero sí en urgencia.”
Risto Mejide
Artículo publicado el domingo, 24 de
Noviembre de 2013 en http://ristomejide.com/2013/11/24/urgencias/