lunes, 22 de mayo de 2017

LOS AMIGOS DE LA ADOLESCENCIA


LOS AMIGOS DE LA ADOLESCENCIA

Esta entrada va dedicada a todos ellos, porque juntos hemos construido algo muy bonito.

Allá por el año 2003 llegué nueva al instituto, era 2º de ESO y no conocía a nadie. Hice amigos enseguida, aunque el tiempo me enseñó cuáles eran amigos de verdad.

Juntos vivimos toda la ESO y Bachillerato, nos separamos para elegir nuestros caminos, pero seguimos ahí. Aunque es cierto que ha habido idas y venidas, algunos se fueron sin hacer ruido y otros dando sendos portazos que nos llegaron al alma.


Hubo amores y desamores, cada cual suspiraba por su amor imposible. Les poníamos motes para hablar en clave y que nadie se enterara. Hablábamos durante horas por Messenger, no nos hizo falta aprender mecanografía, con la de horas que le dedicábamos al ordenador nos hubieran convalidado el título. Sufríamos por los exámenes, por ese profesor que nos tenía un poco de manía. Pasábamos seis horas juntos en el instituto, más lo que nos veíamos fuera y hablábamos por MSN, SMS y nos hacíamos llamadas perdidas para saber que estábamos vivos. Teníamos lugares que eran nuestros: la esquina de la cafetería del instituto, el banco de debajo de alguno de nuestros portales, la plaza donde siempre nos despedíamos, la boca de metro donde nos esperábamos… Los sábados, dedicábamos la tarde a bailar, disfrutábamos como locos, desfogábamos esa energía que te dan las hormonas en plena ebullición. Disfrutábamos de todo: fines de semana, las ferias de las fiestas, las hogueras de San Juan, días de piscina, noches de juntarnos todos en una casa, cumpleaños y preparativos previos (los regalos no se compran solos), los primeros viajes en coche… Por suerte, nunca nos hizo demasiada falta el alcohol ni otras cosas, nos divertíamos haciendo cualquier cosa juntos. Recuerdo las risas hasta llorar y dolernos la barriga al imitar a algún profesor, o alguna que hacia aquello de “¿dónde está la pelotita?”.

Llegaron los primeros trabajos para quien tuvo más suerte y la necesidad de marcharse para los que no encontraban lo que querían. Lloramos y mucho en aquellas despedidas, aun hoy tenemos dos pedacitos de corazón fuera de España y fuera de Madrid, ojalá podáis regresar pronto y para siempre. Cada despedida es más difícil que la anterior.

Llegaron las primeras independencias, tenemos parejas ya consolidadas, y el primer bebé… Ay nuestra niña consentida nos hizo “tíos”. Y ahora la primera boda. Y seguro que pronto habrá más independencias para los más rezagados, más bodas y más bebés. Quién iba a decir, que cogeríamos en brazos al bebé de la compañera de clase 10 años después, o que iríamos a su boda, todo quedaba tan lejos…y ahora ya es real.

Ojalá disfrutemos juntos muchísimos años más, quiero vernos crecer,  quiero ver como encauzamos nuestras vidas. Quiero vernos casar, quiero acunar a vuestros hijos, quiero que jueguen juntos… os quiero a vosotros.

A Noe, que es mi objetivo en esta publicación, eres una amiga increíble, siempre has estado ahí cuando te he necesitado, hemos llorado y reído juntas, hemos crecido juntas, me hiciste tía (aunque no sea de sangre) de esa preciosidad de niña que tienes que me volvió loca desde el primer momento que la vi y ahora os casáis y no puedo ser más feliz.

Quereros mucho siempre, ese amor bonito que a pesar de los años aún hace que sientas mariposas en el estómago, que se te acelere el corazón cuando le ves, que le eches de menos si está lejos y que quieran hacerte mayor con esa persona a tu lado.

Te quiero mucho Noe, se muy feliz.
Y a todos los demás también, ya sabéis quiénes sois.

Con amor,

Carmelita.

sábado, 13 de mayo de 2017

SE FUE, Y TENGO QUE DECIDIR SI VIVIR O SOBREVIVIR


SE FUE, Y TENGO QUE DECIDIR SI VIVIR O SOBREVIVIR



La entrada de hoy no es sólo para contaros penas, que todos tenemos. Es para que sepáis, que de todo se sale.

No sé cuántos de los que me leéis habéis perdido a alguien muy importante en vuestra vida. Por desgracia, seréis muchos los que habéis tenido que decirle adiós a alguien que ojalá hubiera sido eterno.

Mi madre, mi guía en el mundo, mi fuerza de vivir… se apagó el 31 de diciembre de 2015 dejándonos rotos. Luchó como una guerrera durante más de dos años contra un cáncer. Mi heroína. Alguien me dijo un tiempo después, que perder a una madre es ley de vida y que duele mucho más perder a tu compañero de vida, por ejemplo, aquella mujer no era consciente del daño que me hacían sus palabras cegada por el dolor de haber perdido a su marido. No señora, que tu madre se marche a los 54 años llena de vida, con tantas cosas que aportarle al mundo… no es ley de vida. Yo tenía 25 añitos recién cumplidos, pensaba que tenía una vida que se iba encaminando hacia donde yo quería: amigos, novio, trabajo a ratos pero que no falta, planes de futuro, viajes… y de repente, nada. Cero. Todo se fue a negro, como en la tele.

Literalmente, mi vida se fue a la mierda (perdón por la expresión). Perdí el norte. Me sentí muy sola aunque estaba rodeada de mucha gente. Pero el mundo sigue girando, la vida te recuerda en forma de impuestos, burocracia y muchos trámites que tú sigues viva aunque no te des cuenta. Recuerdo acostarme muchas noches igual que me había levantado por la mañana, vacía. Iba y venía, arreglaba papeles, hacía las cosas de casa, me incorporé a trabajar porque necesitaba volver a sentirme útil y porque no quería cogerle miedo al hospital. Si, falleció en el mismo sitio donde trabajo. Decidí hacerlo por ella, también era auxiliar de enfermería y le gustaba que le contara lo que hacía en el hospital cada día.

Me di cuenta pasados unos meses de que estaba sobreviviendo. Tuve un accidente de tráfico, estuve llena de hematomas y con una contractura cervical un tiempo, y me faltaba ella cuidándome. A la ansiedad del accidente se le sumaba que ella no estaba para cuidarme.  Y supe que a ella no le gustaría verme así, apagada, llena de ansiedad y vacía. Así que cambio de chip. Pensé en cómo le gustaba a ella ver la vida y elegí ese camino.

Ella va conmigo allí donde yo vaya y haga lo que yo haga, siempre está dentro de mí, y en ocasiones, también está en algunas cosas. La encuentro cuando hago cocido, en el olor del cocido está mi madre. En los ojos de Conan. Y en el uniforme de Prote, qué difícil fue el primer servicio sin ella. No voy a decir que ahora vivo en un mundo de color de rosa, la echo muchísimo de menos. Hay veces que pienso inconscientemente “esto se lo tengo que contar a mi madre” y no, no puedo descolgar el teléfono y llamar, joder.

Daría todo por tenerla conmigo organizando mi boda, ir a ver vestidos, hacer manualidades, buscar ideas… ay mamá, cuánta falta me haces.

Pero la vida sigue, y ya que estamos aquí, vamos a vivirla. Por ellos, por los que se fueron. Seguro que nos miran desde arriba, nos guían, nos cuidan… no quieren vernos tristes, eso es para los primeros meses. Después, arranca, sonríe cada día. Por los que se fueron y por los que aún están aquí. Vamos a vivir.

Cuando intentaba salir del hoyo, me di cuenta de que hay gente que haciéndolo con su mejor intención, en vez de ayudarte te hunden más. Y distanciarte de ellos al menos una temporada ayuda mucho. Cada uno vive el duelo a su manera. Y no quien más llora es quien más dolor siente. A cada uno le duele lo suyo. Pero si quieres volver a sentir algo que no sea dolor, échale valor a la vida, échale un par de huevos. Levántate cada mañana con un propósito. Vive con ilusión. Disfruta de las cosas.

La vida es un 10% lo que nos pasa y un 90% cómo nos lo tomamos. No sirve de nada preocuparse por cosas que no tienen solución, y si tienen solución sólo tienes que ponerla en práctica, no pierdas tiempo en sufrir. Un día sin sonreír es un día perdido, tenlo claro.

Va por ti mamá.

Con todo mi amor,

Carmelita.

miércoles, 26 de abril de 2017

SU RISA


SU RISA

Nunca os he hablado de él y ha llegado el momento. Es la persona con la que comparto mi vida desde hace dos años y a quien le diré “sí, quiero” el año que viene. Llegó a mi vida como un terremoto, poniéndolo todo patas arriba, como un tsunami en el mar en calma. Yo era feliz con la vida que llevaba y aunque pensaba que sería bonito compartirlo con alguien, no le daba mayor importancia. Él llego para darme otra visión de la vida. Y qué más os voy a contar, en dos años de novios, hace ya un año que vivimos juntos y nos vamos a casar.

 ¿La clave? Preguntarán algunos… Pues creo que lo primero de todo es que cada uno fuera feliz por su lado antes de conocerse, y ahora compartir esa felicidad. Porque así, tu felicidad no dependerá única y absolutamente de la otra persona, recuerda que ya eras feliz antes de conocerle. Ser un equipo. Contarnos los problemas. Decirnos “te quiero” cada día, porque nunca se gasta. Hacernos reír mutuamente. Tener complicidad. Y estar siempre ahí para el otro en los momentos malos, saltar juntos los baches que nos ponga la vida. Y compartir siempre esa felicidad, que está en las cosas más pequeñas.

A ti, mi amor te diré que me volví loca de felicidad la primera vez que te vi reír. Pero no sonreír como haces a menudo,  no, reír a carcajadas. Ahí descubrí de verdad a la persona de la que realmente me había enamorado. Estábamos en la cama, intentabas hacerme cosquillas y yo también te pillé a ti, descubrí que tú también tenías y entonces, reíste. Y yo supe que eso era lo que quería para el resto de mi vida. Tu risa.



Quien bien te quiere, te hará reír. No lo olvidéis.

Con mucho amor,

Carmelita.

lunes, 24 de abril de 2017

LA AMISTAD


LA  AMISTAD

“La amistad. Bonita palabra y mejor sentimiento. Es ese lazo invisible que nos une a otros. Un vínculo de afecto que nace con personas que se cruzan en nuestro camino y, de manera casi mágica, se convierten en seres imprescindibles en nuestra vida. Es una relación entre iguales, que nos otorga la satisfacción de compartir experiencias, sentirnos seguros y confiar en alguien sin fisuras.





Desde hace ya un tiempo miro a mis amigos y me da vértigo ver cómo avanzamos. Es bonito, por supuesto, pero ver que nos hemos hecho mayores en lo que me ha parecido un periodo cortísimo de tiempo… me abruma. Hace no tanto que pedíamos permiso para salir los fines de semana hasta tarde, que sufríamos por el instituto, las notas, por no saber qué estudiar… y de repente, llegó el primer bebé, ahora la primera boda…

Siempre hemos estado ahí para apoyarnos unos a otros, pero esto también cambia con el tiempo, quizá ya no hablamos por Messenger a todas horas o pasen varios fines de semana y no nos hayamos visto pero seguimos sintiendo que estamos ahí.

Los amigos son la familia que se elige, hay que elegirlos muy bien y creo que yo lo hice de 10. Estuvieron ahí al pie del cañón cuando más lo necesité, lloraron conmigo, me dieron abrazos de esos que te dan vida, me cuidaron, fueron mi pilar en un momento en el que no me sostenían ni mis propias piernas.



Algunos celebraron Noche Vieja un 15 de enero por mí y eso se lo agradeceré toda la vida. Y entre esos amigos, ahora hay dos que me necesitan y yo quiero estar ahí.

Desde aquí, mis locas, quiero deciros que soy vuestra para lo que necesitéis, reír, llorar, estar en silencio, respirar hondo, gritar… lo que sea. La vida nos pone a prueba muchas veces, incluso para conseguir algo bueno primero hay que pasar un poco de ahogo. Todo llega y todo pasa mis niñas. Estoy segura de que os espera algo maravilloso al otro lado del momento que cada una estáis viviendo ahora mismo. El sábado me di cuenta de que en media hora de “terapia” allí de pie, esperando a que nos dieran mesa para cenar, arreglamos medio mundo, respirasteis tranquilas aunque sólo fuera ese ratito y seguro que después visteis las cosas de otra manera. Haremos “terapia” siempre que lo necesitéis.



Os quiero a todos como mi familia que sois, ésa que yo elegí y que espero conservar siempre.

Con mucho cariño para todos,

Carmelita.

viernes, 31 de marzo de 2017

QUIEN BIEN TE QUIERE, TE HARÁ FELIZ


QUIEN BIEN TE QUIERE…

¡¡¡TE HARÁ FELIZ!!!

 

Todos hemos escuchado en alguna ocasión eso de “quien bien te quiere te hará sufrir”... ¿por qué? Creo que es una mentira enorme. ¿Cómo alguien que nos quiere nos va a hacer daño? Si hace daño no es para nosotros, no nos quiere, no nos merece.
 
 

Creo que todo empieza cuando no nos queremos lo suficiente a nosotros mismos como para querer a otra persona, sobre todo si esa persona será nuestra pareja. Si no te valoras y respetas a ti mismo te conviertes en una persona pequeña y frágil, y seguramente la gente que te quiere te cuidará y te valorará pero siempre habrá quien intente aprovecharse de tu fragilidad. Siempre hay algún buitre deseando ver debilidad. Probablemente no les vemos llegar porque son “estupendos” al principio, todo amor y halagos hasta que caes en la red, nadie te ha obligado a entrar y sin embargo, estás dentro. Y entonces empiezas a sufrir. Son esas dudas que te matan, ese no saber si te dice la verdad, esa voz interior que te dice que no confíes (y a la que tú ignoras), esas lágrimas a cualquier hora, esas promesas hechas tras las discusiones que nunca jamás se cumplen… te prometo que voy a cambiar, no lo volveré a hacer, ha sido sólo un desliz, era la primera vez, o lo que sea que nos quieran prometer, porque durante un tiempo te lo vas a creer.

Claro, desde pequeños nos han dicho que el amor duele, que quien bien nos quiere nos hará llorar… y un montón de frases hechas que son mentira. Tenemos que tener claro que si nos hace llorar no nos quiere. Me gusta mucho una frase que dice: “si te aprieta, no es de tu talla” (aplicable a ropa, zapatos, amor…).

Tenedlo claro, quien bien nos quiere, nos hará reír, disfrutar, cantar, bailar, enamorarnos, cumplir nuestras metas, nos hará crecer y creceremos juntos. Y claro que sí, habrá momentos para llorar de alegría o de tristeza, pero siempre juntos, nunca porque uno se imponga sobre el otro.
 
 

¿Sabéis eso de mejor solo que mal acompañado? Pues creo que tiene toda la razón del mundo. No necesitamos de otra persona para ser felices, tenemos que ser felices con nosotros mismos y después compartirlo con la otra persona. Pero nunca, nunca, nunca estar con alguien por no estar solo y estar sufriendo. Quien lo haga está tirando su vida a la basura.

Hay que ser felices, se puede, tenedlo claro. La felicidad no es una meta que alcanzar, no es el Nirvana. La felicidad está en las cosas pequeñas, en los momentos en los que nos reímos a carcajadas o en los que de tanto sonreír nos duele la cara.
 
Recordad, en nuestras vidas, sólo gente que sume.


¡¡¡Sed felices corazones!!!

Buen fin de semana a todos. Sabéis que siempre son bien recibidos los comentarios.

Con mucho cariño,

Carmelita.

miércoles, 22 de marzo de 2017

ESTOY DE VUELTA

ESTOY DE VUELTA



¡Hola, hola!

Por motivos personales que seguramente cuente en otra entrada, he estado desaparecida del blog casi dos años. Recuerdo empezar el blog con una ilusión tremenda y mil ideas en la cabeza, escribir sin cansancio, ponerme tiempos para publicar porque hubiera publicado mil entradas en un solo día, y después…nada. He de decir que primero me enamoré, y esa tontuna que te invade al principio de las relaciones me obnubiló un poco, escribía sí, pero cosas bonitas para él. Y lo sigo haciendo, que conste, pero ahora que mi vida vuelve a estar más o menos en calma, me vuelve a picar el gusanillo de escribir.

He decidido que esta vez, además del blog, abriré una página en Facebook del Blog de Carmelita. Y que os contaré cosas nuevas: recetas de cocina, libros que he leído y me encantan, cómo afrontar las cosas difíciles de la vida, algunas de las cosas bonitas que le escribo a él… No sé, tengo de nuevo muchas ideas en la cabeza. Nadie sabe que vuelvo a escribir, llevo un par de meses que mi cuerpo me lo pide, y sabía que el día que estuviera preparada, sencillamente, encendería el ordenador y mis dedos corretearían por el teclado, un poco perdidos al principio, y más entrenados después de unas cuantas líneas.

Espero estar mucho tiempo aquí.

Nos leemos.


Con cariño, 

Carmelita.