miércoles, 26 de abril de 2017

SU RISA


SU RISA

Nunca os he hablado de él y ha llegado el momento. Es la persona con la que comparto mi vida desde hace dos años y a quien le diré “sí, quiero” el año que viene. Llegó a mi vida como un terremoto, poniéndolo todo patas arriba, como un tsunami en el mar en calma. Yo era feliz con la vida que llevaba y aunque pensaba que sería bonito compartirlo con alguien, no le daba mayor importancia. Él llego para darme otra visión de la vida. Y qué más os voy a contar, en dos años de novios, hace ya un año que vivimos juntos y nos vamos a casar.

 ¿La clave? Preguntarán algunos… Pues creo que lo primero de todo es que cada uno fuera feliz por su lado antes de conocerse, y ahora compartir esa felicidad. Porque así, tu felicidad no dependerá única y absolutamente de la otra persona, recuerda que ya eras feliz antes de conocerle. Ser un equipo. Contarnos los problemas. Decirnos “te quiero” cada día, porque nunca se gasta. Hacernos reír mutuamente. Tener complicidad. Y estar siempre ahí para el otro en los momentos malos, saltar juntos los baches que nos ponga la vida. Y compartir siempre esa felicidad, que está en las cosas más pequeñas.

A ti, mi amor te diré que me volví loca de felicidad la primera vez que te vi reír. Pero no sonreír como haces a menudo,  no, reír a carcajadas. Ahí descubrí de verdad a la persona de la que realmente me había enamorado. Estábamos en la cama, intentabas hacerme cosquillas y yo también te pillé a ti, descubrí que tú también tenías y entonces, reíste. Y yo supe que eso era lo que quería para el resto de mi vida. Tu risa.



Quien bien te quiere, te hará reír. No lo olvidéis.

Con mucho amor,

Carmelita.

lunes, 24 de abril de 2017

LA AMISTAD


LA  AMISTAD

“La amistad. Bonita palabra y mejor sentimiento. Es ese lazo invisible que nos une a otros. Un vínculo de afecto que nace con personas que se cruzan en nuestro camino y, de manera casi mágica, se convierten en seres imprescindibles en nuestra vida. Es una relación entre iguales, que nos otorga la satisfacción de compartir experiencias, sentirnos seguros y confiar en alguien sin fisuras.





Desde hace ya un tiempo miro a mis amigos y me da vértigo ver cómo avanzamos. Es bonito, por supuesto, pero ver que nos hemos hecho mayores en lo que me ha parecido un periodo cortísimo de tiempo… me abruma. Hace no tanto que pedíamos permiso para salir los fines de semana hasta tarde, que sufríamos por el instituto, las notas, por no saber qué estudiar… y de repente, llegó el primer bebé, ahora la primera boda…

Siempre hemos estado ahí para apoyarnos unos a otros, pero esto también cambia con el tiempo, quizá ya no hablamos por Messenger a todas horas o pasen varios fines de semana y no nos hayamos visto pero seguimos sintiendo que estamos ahí.

Los amigos son la familia que se elige, hay que elegirlos muy bien y creo que yo lo hice de 10. Estuvieron ahí al pie del cañón cuando más lo necesité, lloraron conmigo, me dieron abrazos de esos que te dan vida, me cuidaron, fueron mi pilar en un momento en el que no me sostenían ni mis propias piernas.



Algunos celebraron Noche Vieja un 15 de enero por mí y eso se lo agradeceré toda la vida. Y entre esos amigos, ahora hay dos que me necesitan y yo quiero estar ahí.

Desde aquí, mis locas, quiero deciros que soy vuestra para lo que necesitéis, reír, llorar, estar en silencio, respirar hondo, gritar… lo que sea. La vida nos pone a prueba muchas veces, incluso para conseguir algo bueno primero hay que pasar un poco de ahogo. Todo llega y todo pasa mis niñas. Estoy segura de que os espera algo maravilloso al otro lado del momento que cada una estáis viviendo ahora mismo. El sábado me di cuenta de que en media hora de “terapia” allí de pie, esperando a que nos dieran mesa para cenar, arreglamos medio mundo, respirasteis tranquilas aunque sólo fuera ese ratito y seguro que después visteis las cosas de otra manera. Haremos “terapia” siempre que lo necesitéis.



Os quiero a todos como mi familia que sois, ésa que yo elegí y que espero conservar siempre.

Con mucho cariño para todos,

Carmelita.