¿POR QUÉ AUXILIAR DE ENFERMERÍA?
Seguramente, muchos de vosotros
sabéis lo que se siente al amar lo que haces. Para los que no lo hayan sentido
nunca, os deseo, de todo corazón que podáis experimentarlo en algún momento de
vuestras vidas, es algo mágico que te llena por dentro, que te ensancha el corazón
de alegría.
Yo siempre fui “la niña de las
tiritas”, me encantaba curar y cuidar a las muñecas, a los animales que
teníamos en casa, y a cualquiera que se hiciera daño o estuviera malito. Nunca me
ha dado asco la sangre, ni me he mareado al verlo. Al contrario, me encanta ver
chicha.
Cuando tenía 16 años, me ofrecieron
hacer voluntariado una Semana Santa en una residencia de ancianos de las Hermanitas
de los Pobres. No era mi primer voluntariado, pues desde pequeña he hecho
voluntariados varios con mi madre. Por supuesto, allí solo había mujeres,
preferían al personal femenino. Sólo permitían hombres como voluntarios y como
residentes, y el sacerdote claro. Las monjas, intentaban llevarnos un poco a su
terreno, nos hablaban de la vocación cristiana, de lo que se siente con la
llamada de Dios… No era mi caso, no había sentido esa llamada. Pero si empecé a
sentir curiosidad por el trabajo de las auxiliares tanto las que eran monjas
como las que no. Me fascinaba el amor y la dedicación que tenían con los
ancianos, la paciencia de escucharles, el cariño y la familiaridad para los que
son su única familia… Así un día mientras la hermana superiora nos hablaba de
la vocación se me ocurrió preguntar “¿la vocación sólo existe para vosotros?” Y
entonces la monja muy amablemente me contestó que la vocación es ese
sentimiento de amar lo que haces por muy sacrificado que sea. El profesor que
se disfruta teniendo 30 niños a su alrededor porque les está enseñando a
labrarse un futuro, el bombero que se juega la vida cada día al salir a un
aviso, la vocación de ser madre o padre, por supuesto, todo el personal
sanitario que no entiende de días ni de horas, que trabaja sin descanso para
darle a sus pacientes la calidad asistencial que merecen, y más aun los que lo
hacen de forma altruista, los voluntarios (de los que hablaremos en otra
entrada, porque se lo merecen).
Así pues tomé la decisión de ser
Auxiliar de Enfermería. Sentía esa llamada de la que tanto hablaban las monjas.
Dejé a medias 1º de bachillerato a pesar de tener unas notas bastante buenas y
de que mi madre quería arrancarme la cabeza por dejarlo. Pero era mi vida, mi
llamada, y tenía que acudir.
Durante el curso, disfruté con cada
cosa que nos enseñaban. Conocer gente que también tiene esa vocación te hace
sentirte menos extraña, y tener muchas ganas de entrar en ese mundo. A mi profe
de Higiene en el Mundo Hospitalario, Ana, si me lees, gracias por todo. Aprendí
mucho más de lo que puedes llegar a pensar de ti. También tuve malos momentos,
pensé que era más fuerte y me derrumbé cuando menos lo esperaba, de la teoría a
la práctica hay un abismo. Supongo que era una prueba que tenía que pasar, y
que seguramente me hizo más fuerte.
En las prácticas, y después en el
mundo laboral, he conocido compañeros que no aman lo que hacen. Van cada día a
trabajar pesarosos de tener que estar allí. Es cierto que trabajamos en un
hospital, y que nadie disfruta con la enfermedad del otro pero, ya que no
existe un mundo sin enfermedades creo, que debemos disfrutar dando asistencia a
todo el que lo necesite y amar todo lo que hacemos. No solo les haremos la vida
más fácil a nuestros pacientes y sus familiares, sino que nosotros, el personal
sanitario, seremos más felices. Sí, me hace feliz saber que los cuidados que
les doy a mis pacientes les reconfortan, les ayudan a curarse, o simplemente,
cuando nada se puede hacer, les haces sonreír.
Os dejo un vídeo, para todos aquellos
que no sois sanitarios, os hará entender un poquito mejor por qué decidimos
meternos en este mundo de guardias interminables, noches sin dormir, madrugones
de ojeras, y de felicidad para quien lo disfruta. Y para los sanitarios, un
homenaje.
“Si puedes curar, cura;
Si no puedes curar, alivia;
Y si no puedes aliviar, consuela”.
Ángeles sin alas https://www.youtube.com/watch?v=-tBiWrERDS0
Espero que os haya gustado, ya sabéis
que me encanta que me escribáis.
Nos leemos.
Chao!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cuéntame tus opiniones sobre las locuras que escribo, porfi!