¿ESTADO CIVIL? VOLUNTARIO
Si os soy sincera, no recuerdo cuál
fue mi primer voluntariado. Pero sí, quien me lo ha inculcado desde bien
pequeña: mi madre.
En la foto, de izquierda a derecha:
mi madre, mi abuela, y yo.
Desde que tengo uso de razón he ido
con mi madre a un sinfín de actos voluntarios. Yo no me daba cuenta, lo
comprendí más tarde, cuando el gusanillo del voluntariado empezó a picarme.
Cuando era pequeña, mi madre
pertenecía al AMPA del colegio, vivíamos en Torrejón de Velasco, un pueblo
pequeño que pertenece a la Comunidad de Madrid. Mi madre, disfrutaba como una
enana organizando las fiestuquis del cole, Navidad y fin de curso las más
importantes. Es raro encontrarte a tu madre a cualquier hora por el colegio, y
quedarte en el colegio cuando se acaban las clases porque tu madre y alguna más
(que casi eran también mis madres por extensión y por las horas que pasábamos
todos juntos) tenían que quedarse a hablar con algún profesor, a ensayar o a
preparar cualquier cosa. Esos fueron mis primeros pinitos como voluntaria.
Como les parecía poco encargarse del
AMPA del colegio, pues también empezaron a colaborar (las mismas madres, ya os
digo que todos pasábamos muchísimo tiempo juntos) en algunas tareas de la Parroquia.
¡También allí montaban una fiesta en un periquete! Y no vayáis a creer que por
ser de la parroquia eran fiestas aburridas, recuerdo perfectamente, como el
sacerdote ataviado con unos pantalones cortos y una camiseta de sport, se
colocó una gorra para atrás, y una radio al hombro y se unía a la fiesta. Si,
los curas también hacen el gamberro, y no, no es la única vez en mi vida que he
visto a un cura haciendo cosas por el estilo. En la iglesia también acompañaba
a mi madre, y mi voluntariado, aunque yo no era consciente de ello, me convertí
en una voluntaria más. Tan pronto estaba de campamento como acampada, como
vestida de discípulo, de Virgen, era monaguilla, enrollábamos los cíngulos de
los nazarenos (que también fui) o limpiábamos la iglesia y la preparábamos para
algún acto. Un tiempo después también fui catequista y monitora de los mismos
campamentos a los que había ido de acampada.
En Navidades, que tan difíciles son
para quién no tiene, hacíamos una recogida de juguetes que clasificábamos, y
donábamos a alguna congregación o nos vestíamos de reyes magos, y dedicábamos
parte de la noche de reyes a repartir juguetes a los niños. Ahí conocí la magia
de la noche de reyes. La cara de un niño cuando abre la puerta de su casa y
aparecen los reyes magos y sus pajes para llevarle los regalos, no tiene precio
de verdad… Creo que es uno de los voluntariados más bonitos que he hecho.
También, como ya sabéis, hice
voluntariado en una residencia de monjas, donde me di cuenta de que quería ser
auxiliar.
Y entonces, mi madre empezó a hablar
de Protección Civil. Yo tenía un recuerdo algo vago y difuso de las fiestas del
pueblo, donde un patrol de Protección Civil patrullaba por el pueblo. Pero hasta
ahí mi conocimiento. Mi madre empezó a formar parte de la Agrupación de
Protección Civil Getafe, aprendía cosas, me contaba lo que hacían y en mi iba
creciendo esa sensación de querer más, disfrutaba viendo las cosas que ella
hacía. Y en cuanto pude, allá que fui de cabeza. Y es muy posiblemente, una de
las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Mucha gente me ha dicho que hay que
tener valor para trabajar gratis, incluso me han llamado loca. Lo que la gente
no sabe es que el voluntario no mide su dedicación por los euros que entren en
el banco a final de mes, el voluntario cobra en sonrisas, en la sensación de
saber que ayudas a la gente, esa satisfacción personal, sentirte realizado. Estoy
segura de que quien es voluntario es por vocación.
Por el momento, yo me quedo con esta
gran familia que es Protección Civil Getafe. A mis compañeros, que sé que
algunos me leen, gracias a todos y cada uno de vosotros. Juntos aprendemos unos
de otros, no hay día que te vayas sin haber aprendido algo nuevo. Gracias a mi
madre, que despertó en mí el gusanillo del voluntariado desde bien pequeña.
Os animo a todos a probarlo alguna
vez en la vida, hay voluntariados de todo tipo, podéis elegir. Pero ¡cuidado! Si
lo pruebas engancha, os lo aseguro.
Espero que os haya gustado, seguimos
leyéndonos. Y recordad, que me encantan vuestros comentarios, me hacen
muuuuucha ilusión.
Un besito, muuaaaks. Chao.
Carmelita.